El primero en sugerir la construcción de una gran ópera en Sídney fue el británico Eugene Goosens, director titular de la Orquesta Sinfónica de Sídney, a finales de la década de 1940. En 1952, el Primer Ministro de Nueva Gales del Sur aprobó la idea; y en 1955 un comité gubernamental eligió la península de Bennelong, en la bahía de Sídney, como emplazamiento de la futura ópera.
La convocatoria del concurso, lanzada a principios de 1956, es un éxito; en diciembre de ese año se han recibido 233 proyectos de más de 30 países, en busca de un premio consistente en 100.000 dólares y la crítica especializada lo consideró como el concurso de arquitectura más importante desde el final de la guerra. Los criterios mínimos especificados que debían de contener los proyectos eran una gran sala con capacidad para 3000 butacas y una sala de menor tamaño para unas 1200 butacas, cada uno de los diseños debían de contener además espacios para grandes óperas, conciertos de orquestas, coros, conferencias, reuniones, representaciones de diferentes tipos.
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