La fachada exterior, bastante antigua y poco cuidada, te hace dudar sobre lo que pronto encontrarás cuando pases a su interior, por eso la sensación que tuvimos nada más pasar el doble acceso de entrada, fue espectacular: su decoración, iluminación y dimensiones, te hace sentir impresionado, tanto, que pasaron unos minutos hasta que empecé a hacer fotos. El recinto es tan grande, que, aunque había muchas personas, no te da sensación de lleno, sino de un moderado vacío. Respecto a su distribución, es muy buen detalle que todos sus elementos principales: Mihrab, mosaicos, piedra del deseo, etc. están señalados y se pueden escuchar desde la audio guía.
Tras pasar unos 20 minutos en su planta baja, subimos a la galería superior, pasando justo al lado de la piedra del deseo, donde debes pedir un deseo, introducir tu dedo y girar completamente la mano, con eso se debería cumplir… para llegar a la galería, tomamos una leve subida entre pasadizos de piedra, que te conducen al verdadero tesoro de Santa Sofía: sus mosaicos.
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