Un día en Gante: adoquines, iglesias, ginebras, dulces y cervezas
Un regreso al pasado, al medievo del siglo XIV, caminando entre adoquines, por estrechas calles entre luces tenues, contemplando imponentes iglesias o bellos edificios. Una lección de historia. Una ciudad para pasear, para navegar entre sus canales, donde cada lugar esconde un secreto o un detalle, un sitio para dejarse perder, para disfrutar su intensa vida cultural, su vibrante ritmo de fin de semana, para ver sus puentes como ventanas a los dos ríos, Lys y Escalda, que la alimentan.
Un paraíso para los amantes del chocolate y la cerveza, un refugio para enamorados.