La octava maravilla del mundo, esa es la carta de presentación del Parque Nacional Torres del Paine, una joya de la naturaleza situada en plena Patagonia chilena. Un enclave perfecto para realizar trekking, dicen que de los mejores del mundo, para mí el más bello enclave natural de lo que llevo de vuelta al mundo.
Visitarlo en temporada baja, coincidiendo con el inicio de la primavera en el hemisferio sur tiene un componente especial, ya que la afluencia de personas es pequeña, pero a cambio tanto el clima (hace frío, unos 0 grados, pero con buen equipo no hay problema) y algunos caminos se pueden complicar por barro o nieve. Sin embargo, la belleza del lugar con nieve y la posibilidad de estar en lugares como el mirador de la base de Torres del Paine sin nadie, es algo que sólo se puede disfrutar entre Julio y Octubre.
En mi caso, la visita fue la segunda semana de Septiembre coincidiendo con la apertura de algunos refugios. Si podéis elegir, esta fecha es perfecta, quizás se puede alargar hasta la primera de Octubre, luego ya comienza la locura, el buen tiempo y la afluencia va aumentando hasta llegar al pico que coincide con el verano austral y las vacaciones (Diciembre-Enero).
El precio de los refugios es algo sobre lo que debatir ampliamente, son abusivos y excesivos. Mas cuando no dan un servicio acorde a un precio que ronda los 50 y 90 $ por noche.
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Cómo llegar al P.N. Torres del Paine
Llegar hasta Torres del Paine fue relativamente sencillo, es más bien complejo en la gestión del tiempo según la fecha en la que viajemos. En mi caso al hacerlo en temporada baja las frecuencias de las buses es bastante limitada y tuve que ajustar bien los horarios para no tener largas esperas, a cambio de viajar pocas personas (en la furgoneta hacia el parque íbamos 7 personas) el precio es más caro.
Lo primero fue llegar a Punta Arenas vía aérea desde Santiago para posteriormente tomar un bus hacia Puerto Natales, la pequeña ciudad que sirve de enlace hacia el parque.
Desde el aeropuerto de Punta Arenas tendremos que desplazarnos hasta el centro donde están las empresas que llevan al parque. No hay un terminal de buses, pero todas están situadas cerca. En mi caso, viajé con buses Pacheco.
Una vez en Puerto Natales debemos tomar la primera gran decisión: pasar un sólo día en el parque (full-day tour) o bien realizar una caminata (trekking) de varios días. Tenía claro que era un momento único para afrontar una aventura de varios días y busqué el autobús (que fue una furgoneta) que lleva al parque a primera hora de la mañana y así poder afrontar con tiempo la primera jornada.
Si buscas buen asesoramiento respecto al parque o no tienes clara la ruta, considera alojarte en Lili´s Patagonicos, donde Iván te dará todos los consejos que necesitas. Además su relación calidad-precio es muy buena.
La preparación: qué llevar a Torres del Paine.
Lo primero son ganas y muchas fuerzas, es un lugar exigente en plena naturaleza. A continuación, debemos armar nuestro equipaje en función de los días de recorrido a realizar. Lo fundamental: saco de dormir, botas gore-tex, pantalones impermeables, mallas y camiseta térmica, camiseta transpirable, forro polar, cortavientos, gorro, gorra, protección solar y chubasquero. Con eso en la mochila, llevé 3-4 prendas más, pero ninguna tan imprescindible como las anteriores. Una mochila ideal debería pesar 4-5 Kgs. y dejar espacio para la comida.
En cuanto a la alimentación, no podemos olvidar algunos elementos básicos que nos aportarán energía y nos salvarán de algún apuro en las caminatas: frutos secos, barritas energéticas, cereales, algo de pan, fruta (plátano), zumos. El agua la podremos coger del parque, pero es importante mantener la hidratación. Aconsejable es llevar alguna sopa o pasta para cocinar en los refugios o campings.
La decisión del recorrido
En el trayecto hacia al parque todavía seguía dándole vueltas a qué ruta seguiría. Mi idea inicial era hacer el clásico recorrido de la «W», 5 días y 4 noches, pero no había decidido el lugar donde comenzar, pero todo cambió en un momento… al pagar la entrada de acceso conocí a una pareja de venezolanos, Francis y Gabriel, que viajaban en mi furgoneta y se convertirían en mis queridos compañeros de ruta en esos días.
Finalmente, tras un largo debate, tomamos la decisión: haríamos la «W» comenzando por el oeste y eliminando el ascenso al glaciar Grey, para convertirlo en un recorrido de 4 días y 3 noches. De esa forma haríamos todo el recorrido juntos y no pude tomar mejor decisión, fue todo un acierto por el recorrido elegido, pero sobre todo por la compañía.
De la Sede Administrativa a Refugio Paine Grande
Tras llegar al parque, pagar la entrada y formar el equipo, era momento de afrontar el primer recorrido de Torres del Paine y abrimos boca con un trekking de 18 Km. y más de 5 horas de recorrido.
El camino fue exigente, pero sobre todo el fuerte viento (más de 70 Km./h) y una fina lluvia (en realidad era el agua de los lagos) nos dieron la bienvenida a Torres del Paine. Durante el recorrido se disfrutan de espectaculares paisajes y alguna subida entre las montañas te indicaban que esto no sería un paseo de rosas.
Alrededor de las 17:30 llegamos al refugio Paine Grande, todavía con servicios básicos, pero al menos pudimos disfrutar de agua caliente y cocinar algunos alimentos que llevábamos. Tras una larga sobremesa, nos fuimos a nuestros sacos de dormir y a descansar lo mejor que pudimos.
De Paine Grande a Refugio Los Cuernos
Despertamos bien temprano, todavía no se veía el sendero, pero desayunamos, nos equipamos y comenzamos la ruta con los primeros rayos del amanecer.
Como no teníamos claro cuál sería el recorrido, caminamos a buen paso entre una constante agua nieve, que no era más que la nieve de la montaña que «volaba» con el fuerte viento hasta nuestros cuerpos. Tras 2 horas de caminata llegamos al campamento italiano, justo el inicio de la subida hacia el valle del francés que conduce a los cuernos del Paine. Siguiendo los buenos consejos de un guía que estaba en el campamento, desistimos de la subida porque nos indicó que no veríamos nada por la nubosidad y que había bastante nieve.
Ahora debíamos tomar otra decisión, llegar hasta el refugio los cuernos y quedarnos o bien avanzar todo lo que pudiéramos hasta el refugio torres, situado en el otro extremo de la «W». La decisión era para ganar un día y afrontar el ascenso a las torres, pero a cambio de una jornada muy agotadora; finalmente avanzamos hasta los cuernos y nos quedamos allí. Tanto el clima como las fuerzas nos aconsejaron que era la mejor de las decisiones, hay que saber escuchar al cuerpo y éste pidió descanso.
El viento llegó a ser tan fuerte que formó olas en el lago y movía todo el refugio. No me quiero imaginar la noche que pasaron los de la tienda de campaña…
La tarde fue muy relajada, con charlas profundas sobre la vida y conociéndonos mejor entre nosotros (Francis, Gabriel y yo); luego se unieron al grupo, mis dos valientes acompañantes americanas en la subida a las Torres del Paine, las encantadoras Mary y Christy. Nos preguntaron si podían hacer la ruta con nosotros y sin dudarlo aceptamos. Cenamos y nos acostamos prontito, tocaba diana al día siguiente muy temprano, antes del amanecer debíamos estar en ruta.
De los Cuernos a Refugio Las Torres
Esta fue la etapa reina, la estrella del viaje, el momento culminante. Una jornada de más de 12 horas, dura, muy dura, pero con un final impresionante y muy feliz, la subida al mirador de la base Torres y contemplar las Torres del Paine desde una base nevada y en solitario.
Tras recorrer los primeros doscientos metros sentimos que algo grande iba a pasar, apareció el arcoiris, pero no uno cualquiera, sino uno con el arco más grande que jamás había visto, incluso por momentos se crearon 2 arcoiris. Un arcoiris doble!! Tenía que ser un sueño o algo así, pero no, era real, tanto que en la dirección opuesta la luz del amanecer encendía el lago y se daba una postal de esas que guardas para toda la vida.
Y comenzamos a caminar los más de 12 kilómetros que nos separaban de nuestra primera parada del día, el campamento chileno. Allí decidiríamos si subíamos al mirador de las Torres o bien habría que aplazarlo para la siguiente mañana bien temprano.
El camino era duro, con bastante subida y con fuerte viento que iba rolando de frente y lateral. Y comenzó a llover, no con fuerza, pero si constante, fueron 5 horas intensas y exigentes con continuas paradas para reponer fuerzas e hidratarnos. El chubasquero trabajaba a destajo, no debía quedar resquicio por donde entrara el agua.
Vimos los letreros del refugio chileno, quedaban 5 kilómetros. El agotamiento comenzaba a aparecer y el grupo a ir separado, como hormiguitas, como ciclistas en un gran puerto de montaña, en fila de uno y despacio, pero constante. En esos momentos finales fue cuando el viento lateral pegaba más fuerte, fue duro llegar, porque casi te tiraba al suelo de la fuerza que tenía.
Y llegamos al «Chileno», allí estaban trabajando y sólo nos dejaban agua caliente para cocinar y el baño, además el trato fue más bien desagradable. Sin embargo, nos aconsejaron que realizarámos la subida en ese momento, porque tendríamos un porcentaje muy alto de poder ver las Torres del Paine.
En el Chileno podrás dejar tu mochila y subir al mirador con una mochila de «ataque», con 3-4 cosas. Eso te hará inmensamente feliz y tu cuerpo lo agradecerá.
Así que lo debatimos y llegó uno de los momentos más triste de la ruta. Gabriel y Francis no subirían con nosotros, estaban cansados y sin ánimos para subir, me dio mucha pena porque era el broche perfecto a todos los días juntos, sin embargo no los pude convencer, cosa que si hice con Mary y Christy, así que nos separamos, unos para el refugio Torres y otros al mirador de las Torres. Al final del día volveríamos a estar todos juntos, no era un adiós, era un hasta luego.
Nos indicaron que la ruta hacia el mirador no era demasiado exigente, pero que el kilómetro final sería con bastante nieve y de mucha dureza. No se equivocaron, fue tal que así. La primera hora fue muy amable, con continuos sube/baja, pero la «sorpresita final» era de traca. No recuerdo haber subido algo así, no por la subida, sino por la nieve, el barro, la altura, el viento y los resbalones bien peligrosos.
La dureza de la última subida al mirador se refleja al recorrer 1 kilómetro en una hora.
Subimos despacito, pero con buena letra. El final se aproximaba, la nieve también. Era recomendable el uso de bastones de trekking, pero como no teníamos tuvimos que aumentar las precauciones. La nieve es muy traicionera, pero veíamos el sendero final, apenas 200 metros, el flujo de personas aumentaba (unas 10-15), pero fue tras girar entre unas piedras cuando lo vimos: Mirador Base de las Torres y enfrente aparecían majestuosas las Torres del Paine, las 3 enormes moles de granito que dan nombre al parque. Habíamos subido casi 1000 metros y estábamos solos en un lugar único, tras una jornada exigente y agotadora (todavía nos quedaba la bajada de 8 kilómetros).
Me sentí tremendamente feliz, mi sonrisa cómplice con Mary así lo acreditaba. Lo habíamos conseguido y sabíamos que Christy también llegaría tras unos minutos y así fue. Los 3 valientes contemplando las Torres del Paine en una foto para el recuerdo.
Felices, pero realistas porque sabíamos que no debíamos perder un minuto y evitar el anochecer, emprendimos el descenso. Volvimos a paso ligero, entre charlas de viajes y sobre las 19 hicimos nuestra aparición en el refugio Torres. Allí estaban esperándonos Gabriel y Francis con ganas de escuchar nuestra experiencia y saber si lo habíamos conseguido. Le contamos con todo detalle cómo había sido. Ahí fue cuando me di cuenta de lo que habíamos hecho: subir al mirador de las Torres del Paine tras 18 km. y contemplarlas (dice la leyenda que hay personas que han ido varias veces al parque y por las nubes no las han visto).
Aquí concluye mi experiencia en la octava maravilla del mundo, mi primer gran recorrido de trekking y unos días que no olvidaré nunca. Comencé a superar mi límite físico, vi lugares fascinantes, entendí el factor mental, adquirí mucho conocimiento y, sobre todo, pudo compartir unos días con personas que estarán siempre en mi corazón, por lo que significaron en mí y en mi recorrido. Gracias por haberme permitido vivir la aventura con vosotr@s.
Qué buena pinta tiene ese trekking Alejo. Sigue disfrutando así.
¡Abrazo!
Haritz, si hacer un trekking ya supone un desafío, hacerlo en esas condiciones se convierte en un reto personal y físico. Si a eso le unes una pizca de suerte por ver las Torres y las personas que conoces en ruta, pues ya es toda una aventura.
Gracias por comentar. Un fuerte abrazo!
Alejo, me he quedado alucinado. Qué emocionante, qué paisajes, que experiencia personal. La estoy viviendo como si fuera mía. Disfruto cada día con tus relatos y fotografías. Un abrazo enorme.
P.D. Ya estoy soñando con una charla-fotos-coloquio con los alumnos, jajaja. Me encantaría.
Javier, espero que la oferta siga en pie a mi vuelta 😉 podría ser une broche perfecto al viaje y me haría mucha ilusión.
Me emociona saber que me lees, comentas y sigues. Son muchas las historias que suceden en un viaje tan largo, pero hay algunas que guardas con especial cariño en tu corazón y ésta es una de ellas. Tanto el lugar, como la aventura y compañeros la convirtieron en algo único.
Un fuerte abrazo desde Iguazú.
Alejo
Para mi el más sobrecogedor por ahora de todos. Y el relato ni una novela de cine negro ¡¡ apasionante!! como me lo paso contigo Alejo 🙂
Todo un halago tu comentario, Eva. Intento transmitir lo mejor posible las emociones de días de viaje especiales, como fueron éstos.
Muchas gracias. Un beso!
Ese Alejo!! Qué grande!! Muchas gracias por hacernos partícipes de tus aventuras… La verdad es que cada publicación supone una bocana de aire fresco y un paréntesis mental para los que estamos consumidos por el día a día de esta sociedad. Envidia sana das!!
Además, como te dije en su día durante vuestra visita al norte, narras y documentas cada historia de manera que es imposible dejar de leer por la expectación que generas por saber cuál será el desenlace final, al tiempo que se aprende más contigo que con cualquier guía de viaje.
Mucho ánimo y ojalá vaya todo genial!! Cuídate!!
Abrazos!!
Menuda sorpresa, Migue!! Gracias por los halagos, si de verdad consigo que desconectéis unos minutos de vuestro intenso ritmo de vida, ya lo considero un gran éxito 😉
Luego, las historias y aventuras van fluyendo solas, ojalá mantenga el ritmo de artículos que os parezcan interesantes y me comentéis.
No creo que haya nada más emocionante que encontrar comentarios de personas a quien tienes un aprecio especial. Gracias por dedicarle unos minutos.
Un abrazo grande!!