“Tu abuelo estaría orgulloso de vosotros”, esa es la mejor frase que resumen 10 días de ruta por España. Un viaje de padre e hijo que nos ha llevado a conocer todos los lugares referenciados en el libro de Memorias de mi abuelo Ramón.

Un recorrido emocionante, intenso, apasionante, emotivo, donde hemos conseguido hacer el viaje nuestro, aunando lugares del libro, con pinceladas propias. 3000 kilómetros en coche de un viaje por y para la historia.

Prólogo.

La idea de este viaje se remonta a abril de 2016 en la presentación del libro “La geografía de Julio Verne” de Eduardo Martínez de Pisón, donde se describe, con todo detalle, cómo sería el mundo según el escritor francés en base a toda su obra.

Días después me llegó la inspiración, por qué no diseñar un viaje en base a las Memorias de mi abuelo. Por un lado, sería el complemento perfecto a “Tras las huellas de la Memoria en Tetúan” y por otro, nos permitiría hacer un viaje juntos y recordar su historia.

Así que me puse a trabajar durante meses, en la extracción de los lugares del libro, la ruta, la logística, etc. hasta que en Noviembre llegué a la versión final, pudiendo hacer la entrega sorpresa a mi padre del tríptico del viaje en Navidad. Se anunciaba el viaje para febrero de 2017 y se cumplieron las previsiones. Esta es su breve historia.

Paisajes de la Alpujarra – Capileira

Un recorrido por sus primeros años.

Nuestro primer destino era la residencia Sierra Nevada, pero no la encontré, por lo que decidí cambiar este lugar por uno con vistas privilegiadas de sus montañas. El primer día de viaje transcurrió en la Alpujarra, más concretamente en Capileira, donde realizamos la ruta de la Cebadilla (8km, 4 horas), acompañados de un espectacular cielo despejado.

Como era de esperar, algunos de los lugares del libro ya no existen, bien por cambio de actividad, por desaparición o sin motivo alguno.

La segunda jornada pusimos rumbo a la provincia de Murcia, donde mi abuelo pasó parte de su infancia. El primer lugar visitado fue Molina de Segura, donde vivían sus abuelos. Ya en Murcia capital, visitamos la plaza de San Ginés, donde jugaba con sus amigos y que ahora es el epicentro de la zona latina de la ciudad. Posteriormente visitamos Monteagudo, con su imponente Cristo, donde pasó muchas vacaciones; Santomera, ciudad de limones, donde vivían sus tíos y El Raal, lugar en el que su bisabuelo era maestro.

Bienvenidos a Santomera

Lugares de Memorias en Santomera

Al día siguiente partimos rumbo a Alicante, donde estuvo en varias fases de su vida. Encontramos la casa, prácticamente igual en su portal, donde vivió con su madre en la calle Calderón de la Barca, pero los otros lugares referenciados han cambiado su actividad. Así, el centro farmacéutico de calle Gerona, donde trabajó en el año 40, ya no existe y en la calle Villavieja número 57 encontramos un curioso colegio público, donde antes había una vivienda.

Concluimos la visita con la subida al Castillo de Santa Bárbara, obteniendo las mismas vistas, pero diferentes postales de la ciudad que visitó de nuevo en el año 1942.

Vistas desde el Castillo de Santa Bárbara

Vistas desde el Castillo de Santa Bárbara

El fin de semana paramos en Elche, donde tenemos familia, para contarles nuestra aventura y para que ellos, grandes conocedores de la zona, pudieran complementar algunos de los lugares referenciados, así nos dieron pistas sobre el cuartel de Santa Pola. Una visita rápida, pero intensa y bonita, teníamos ganas de verlos.

La guerra civil: incorporación y primeros meses.

En 1937 fue requerido para la guerra civil y, al residir en Alicante, lo hizo en las filas republicanas, por lo que visitamos en Santa Pola (Alicante) el cuartel, en primera línea de playa, donde fue guardia del polvorín y el teatro Chapí, escenario de su fin de año de 1937. Curiosamente, ninguno de estos lugares tiene esta función en la actualidad, habiendo desaparecido el teatro y el cuartel sirviendo como sede del centro de investigaciones marinas.

Las vacaciones del año 40 fueron en Benidorm, así que pusimos rumbo a la capital española del Imserso en invierno. El ambiente era tremendo y caminamos por su paseo marítimo, el balcón del Mediterráneo y degustamos unos pinchos en la zona de “los vascos”.

Padre e hijo en «La Cava Aragonesa».

La marcha al frente se produjo en Valencia y fueron entregados en el cuartel de Ruzafa, donde pasaron varios meses hasta incorporase a la batalla. Aprovechando la visita a la ciudad, paseamos por el barrio del Carmen y el espectacular parque de las Ciencias al anochecer.

Pinceladas de Barcelona & Dalí.

Dejamos Valencia y pasamos en la ciudad condal los siguientes días. Barcelona nos recibió con intensa lluvia, pero eso no impidió que encontráramos el lugar que lo vio nacer en 1914. La calle de la Cera, en pleno Raval, es ahora una zona de intensa actividad musulmana, visible tanto en comercios como en las personas que están observándonos y murmullando. El portal del número 38 se muestra sin apenas reformas. Fue de los momentos más emocionantes del viaje.

Calle de la Cera - Nacimiento en Barcelona

Calle de la Cera, 38 – Nacimiento en Barcelona

Para celebrar el hito, tomamos un vermut y cerveza de casa en Quimet & Quimet, un bar auténtico, pequeño y de referencia para extranjeros y locales.

Aprovechando la cercanía nos tomamos la licencia de incluir a Dalí en nuestros planes y visitamos el teatro-museo en Figueres y la zona de Cadaques y Portlligat. La jornada resulta espectacular, no en el clima que es lluvioso, sino en la belleza de los lugares visitados. Hacía tiempo que un museo no me impresionaba tanto como lo hizo el teatro-museo, un sitio muy recomendable para entender algo a un genio.

Interior del teatro-museo Dalí en Figueres

Combatiendo en la guerra civil.

La zona de Teruel y la sierra de Albarracín fue el escenario para su estreno real en la guerra. Fueron 14 meses en el frente. Entre pueblos perdidos pasaron atrincherados largas jornadas, hasta que fueron capturados en los Montes Universales, donde el frío tuvo que ser intenso en pleno mes de marzo del 38, al igual que lo era ahora en febrero de 2017.

Tras ser detenidos, pasaron por Albarracín, donde establecimos nuestro campo base, y por Gea de Albarracín hasta llegar a Teruel, el escenario final de su detención y el recuerdo de la plaza del Torico nos hizo detenernos a comer en la capital de la provincia.

Albarracín, bien merece un capítulo aparte, no en su libro, sino en el nuestro. Pasamos dos días estupendo alojados en una casita rural del pueblo con vistas al río Guadalaviar, donde hicimos la visita guiada por su Catedral y disfrutamos de los mejores atardeceres del viaje.

Atardecer en Albarracín

Atardecer en Albarracín

El lujo del viaje fue cenar en “El Batán”, en Tramacastilla, único restaurante con estrella Michelín de Teruel.

Ceviche de lubina en El Batán

Ceviche de lubina en El Batán

La zona de la sierra de Teruel y Cuenca, desconocida para nosotros y de gran belleza natural, ha supuesto el gran descubrimiento y nos ha permitido contextualizar cómo fue la guerra en esos tiempos, porque esos pueblos siguen perdidos en mitad de la montaña. Son lugares que hay que buscar, que no tienen nada alrededor. Poblaciones de decenas de habitantes, con la única compañía del paisaje y sin suministros en muchos kilómetros.

La llegada a Alobras, Teruel, en mitad de la nada, fue muy emotiva. Ahí fue el primer combate y nuestra llegada, el homenaje que merecía. Luego pasamos por otras poblaciones de Cuenca como Salinas del Manzano o Salvacañete, donde recogimos y llevamos a un simpático señor de 82 años hasta Cañete. Fue toda una lección de vida los 15 minutos que pudimos compartir con él.

La llegada a Alobras

La ruta del Quijote.

Avanzamos hasta el año 68, ya que debido a su trabajo como delegado de la empresa “Sistemas de Control” le tocó gestionar la provincia de Ciudad Real, por lo que visitó la denominada Ruta del Quijote, que nosotros tampoco conocíamos y que bien merecen próximamente un viaje dedicado.

Visitamos la sierra de los molinos de Campo de Criptana, continuamos por las escenas quijotescas de Argamasilla de Alba, dormimos en Almagro y concluimos la ruta  en Villanueva de los Infantes, con una visita emotiva a la cárcel, donde estuvo encerrado Francisco de Quevedo.

Panorámica de la sierra de los molinos

Panorámica de la sierra de los molinos

Con esta ruta cerramos un viaje, que no ha sido cronológico, porque el libro tampoco lo es, sino que diseñé para poder realizarlo en coche y visitando la mayor cantidad de sitios. No están todos los lugares, pero si son todos los que están. Más de 40 lugares de memorias visitados en 10 días.

Lugares de Memorias en la ruta del Quijote.

El final.

Hasta aquí, un viaje espectacular que hemos disfrutado al máximo, desde el primer hasta el último día. Miles de horas de conversación, donde hemos conocido mejor a mi abuelo, pero también a nosotros mismos. Un recorrido por España, diferente, por lugares que nunca pensamos visitar, con sorpresas inesperadas y momentos, muchos momentos para el recuerdo, algunos de ellos sólo para nosotros. Seguiremos escribiendo líneas de vida para poder contar momentos como estos.

Feliz homenaje, abuelo Ramón, de tu nieto y de tu hijo.