Conjunto palacial, residencia de los reyes de Granada. Lo empieza a construir el fundador de la dinastía, Alhamar, en el siglo XIII, aunque las edificaciones que han pervivido hasta nuestros días datan, principalmente, del s XIV. Estos palacios encierran entre sus muros el refinamiento y la delicadeza de los últimos gobernadores hispano-árabes de Al Andalus, los Nazaríes.
Tres palacios forman este recinto: Mexuar, Palacio de Comares (o de Yusuf I) y el Palacio de los Leones (o de Mohammed V).
Los patios, continuas alusiones al jardín, con elementos de inspiración persa y musulmana, son el anticipo del paraíso, oasis del nómada, goce de los sentidos. El agua, elemento que da forma al palacio, aunando el jardín con la arquitectura, representa la puresa; agua cristalina que corre entre los mármoles de las fuentes; agua de vida que da riqueza y frescor al jardín.
Table of Contents
A) Mexuar
Es la sala más primitiva y por la que se inicia la visita a los palacios nazaríes. Era la audiencia y justicia para casos importantes. Tenía una cámara elevada cerrada por celosías donde se sentaba el sultán a escuchar sin ser visto. No existían las ventanas laterales.
Cuarto Dorado
Por la pequeña puerta con arco de herradura, dispuesta así para permitir el paso de una sola persona y controlar perfectamente el tránsito de una estancia a otra, se pasa al patio en el que el Sultán recibía en audiencia a sus súbditos en la Alhambra del siglo XIV.
Al norte del patio, tras el característico pórtico de tres arcos se encuentra el Cuarto Dorado. Fue llamado así por la bella techumbre de madera que lo cubre, repintada y decorada, al igual que toda la estancia, en época de los Reyes Católicos, como testimonian sus escudos, el yugo y las flechas y la ventana central con parteluz y capitel mudéjar. Esta sala debía ser utilizada por los administradores y secretarios de la corte musulmana para anotar y ejecutar las sentencias del Sultán.
Frente al pórtico del Cuarto Dorado se levanta la fachada más importante del palacio: la imponente fachada de Comares. Fue erigida por Muhamed V para conmemorar la toma de Algeciras en 1369. Esta fachada era la entrada a la zona residencial privada del palacio. La puerta de la derecha servía de acceso a la zona de servicio y la de la izquierda a la estrictamente privada, como dice la inscripción a su arrocabe de madera. En la parte alta están las estancias privadas de las mujeres, cuyas ventanas estaban cerradas con celosías para guardar su intimidad.
B) Palacio de Comares.
El Palacio de Comares en la Alhambra de Granada está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porticadas en los extremos, situándose al norte la Sala de la Barca y la Sala de los Embajadores, que ocupa el interior de la Torre de Comares, desde donde se domina el valle del Darro.
Fachada de Comares
Se alza de forma majestuosa frente a la galería del Cuarto Dorado. Fue mandada construir por Muhammad V en 1370 con motivo de la conquista de Algeciras. Su composición decorativa, basada en el sistema proporcional de su trazado, con la distribución tripartita del espacio, combinando el rectángulo áureo con el cuadrado, supone la culminación de todo un proceso evolutivo del arte andalusí.
Formalmente, este frente servía de separación entre el ámbito administrativo y público, del familiar y privado de Palacio. La puerta derecha conducía a dependencias familiares y de servicio. La de la izquierda comunica con el Patio de Comares, tras atravesar un corredor ascendente en recodo, sin más iluminación que la natural del propio patio que, de forma deslumbrante, penetra al otro extremo, todo con un marcado valor simbólico y áulico.
Patio de los Arrayanes
También es llamado Patio de los Mirtos, Arrayanes o Alberca en función de los elementos que presenta en al patio. La función originaria de Comares era la de albergar el poder ejecutivo, de gobierno. Podemos dividirlo en cuatro zonas. Una primera sería el conjunto norte de Comares, que contiene el salón de Embajadores, usada para recepciones privadas, y la sala de la barca usada para reposo. El lado sur quedaba reservado para las concubinas y el servicio, mientras que en los lados Este y Oeste estaban las habitaciones de las cuatro esposas del sultán.
El Patio de los Arrayanes se ha llamado de diversas formas a lo largo del tiempo. La actual denominación (al igual que la de Patio de los Mirtos) se debe a los macizos de arrayanes (o mirtos) cuyo color verde vivo contrasta con el piso de mármol blanco del patio, y que rodean al estanque central.
Sala de la Barca
Desde la galería norte del Patio de los Arrayanes y a través de un arco apuntado de mocárabes, accedemos a la sala de la Barca, cuyo nombre parece provenir de una degeneración del término árabe baraka, que significa bendición. Esta sala, de forma rectangular de 24 metros por 4,35, parece ser que era más pequeña en un principio, y su ampliación fue realizada por Mohamed V.
Salón de Embajadores
Este salón de la Alhambra era el centro simbólico del poder nazarí que se pone de manifiesto en el refinamiento y esplendor de la decoración. Presenta planta cuadrangular y se abre en el interior de la torre de Comares. Es la sala más espaciosa y aquí se celebraba el gran consejo presidido por el rey en presencia de todos los grandes del reino: visires, ulemas, alcalde, capitanes. También era usado para recepciones de enviados u otras personas de alto rango.
Esta es la sala más majestuosa de palacio, donde se encontraba el trono y se realizaban las recepciones oficiales. Es una sala cuadrada, de 11,30 de lado por 18,20 de altura, que tuvo suelo de mármol, aunque hoy día es de losetas de barro, en el que se observa en el centro el escudo de los Alamares, realizado en azulejos en el siglo XVI. Esta distribución no sólo proporcionaba una atmósfera fresca al estar la mayor parte del espacio en penumbra, sino que además la luz llegaba que del exterior producían efectos de intensa iluminación que se concentraban en el trono.
C) Palacio de los Leones
En este palacio el arte nazarí alcanza su máximo esplendor, en el que se alcanza una belleza de una sensibilidad y armonía incomparables, donde la luz, el agua, el colorido, la decoración exquisita, convierte a este palacio en una maravilloso placer para los sentidos, en el que se deja atrás el periodo anterior de decoraciones más abstractas y geométricas para dar paso a un estilo más naturalista, sin duda influjo de lo cristiano. Este palacio constituía las estancias privadas de la familia real, y se construyó en el ángulo que forman los Baños y el Patio de los Arrayanes.
El palacio está compuesto por un patio central rodeado de galerías de columnas a modo de claustro cristiano, que permite el acceso a distintas salas: al oeste la de los Mocárabes, al este la de los Reyes, al norte la de Dos Hermanas, Ajimeces y Mirador de Daraxa y al sur la de los Abencerrajes y el Harén. No hay ventanas que miren al exterior, pero sí hay un jardín interior como corresponde a la idea musulmana del paraíso. Lo que hoy es tierra en el patio, fue jardín. De cada sala fluyen 4 arroyos que van al centro: los 4 ríos del paraíso. Las columnas se unen con paños calados que dejan pasar la luz. Fustes cilíndricos muy delgados, anillos en la parte superior, capiteles cúbicos sobre los que corren inscripciones. Las planchas grises de plomo son amortiguadores para los terremotos. Los dos templetes que avanzan a los dos lados opuestos del patio son como un recuerdo de la tienda de campaña de los beduinos. Son de planta cuadrada, decorados con cúpulas de madera que se apoyan en pechinas de mocárabes.
Fuente de los Leones
Los últimos estudios hechos dicen que los leones proceden de la casa del visir judío Yusuf Ibn Nagrela (1066). Representan las 12 tribus de Israel. En nuestra visita, la fuente se encontrab en proceso de restauración lo que ha hizo inevitable el traslado de los leones.
Sala de los Mocárabes, Sala de los Abencerrajes y Sala de los Reyes
El Palacio de los Leones se estructura en torno a dos núcleos de vivienda y dos espacios de representación, ambivalentes. De estos últimos, el primero en reconocerse es la Sala de los Mocárabes que debió servir de habitación vestibular o de recepción, al encontrarse próxima a la entrada principal del Palacio. Se encuentra situada frente a la Sala de Dos Hermanas, y su nombre se debe a que la tradición popular asegura que en esta sala fueron degollados los caballeros Abencerrajes, aunque los autores no se ponen de acuerdo sobre qué monarca ordenó su ejecución.
La Sala de los Abencerrajes tiene una gran historia. Se dice que 36 caballeros murieron aquí cuando Boabdil los sacrificó. Los Abencerrajes eran muy populares en la ciudad y eran la personificación de todo es noble y es caballeresco. El ejército no tenía igual. Aunque probablemente no sea la verdad que el rey los sacrificó, hay un rojo, el color de sangre, entre las baldosas del suelo en esta sala. Esta sala fue alcoba del sultán. Al ser cuarto privado no hay ventanas al exterior.
El piso alto parece que estuvo dedicado al Harén (harim), y por tanto era un espacio exclusivamente femenino. Un extraordinario mirador, abierto al patio por tres arcos, que tendría en su época una celosía, permitía la contemplación de las concubinas del mismo sin originales de esta sala, con un labrado extraordinario. La sala de los Abencerrajes pudo ser la estancia de fiestas en el invierno, aislado por sus gruesas puertas de madera y calentado por los braseros de cerámica o piedra, y las concubinas bajarían desde el Harém superior cuando el sultán las requería.
Esta sala se la denomina de los Reyes por el tema de una pintura que podemos observar en la cúpula central. También se la llamó de la Justicia y del Tribunal a partir del siglo XVIII. Se accede a ella desde la cabecera del Patio de los Leones por tres pórticos con arcos triples de mocárabes y decorados con rombos calados, sostenidos por finas columnas. Por su disposición, la sala queda dividida en siete partes: tres habitaciones cuadradas, separadas por dos tramos rectangulares y alcobas en los extremos.
Mirador de Daraxa
Tras un proporcionado arco de mocárabes aparece uno de los elementos más bellos y ponderados de los Palacios de la Alhambra: el mirador de Lindaraja, denominación adaptada al castellano de al-‘Ayn Dar Aisa, los «ojos de la casa de Aisa», pues en época nazarí era una atalaya abierta al paisaje, ante la que se extendía un jardín bajo.
Jardines del Partal
Estos jardines se extienden desde la salida de la Rauda hasta la explanada en la que se encuentra la Torre de las Damas. En este mismo lugar se encontraban los jardines que rodeaban los palacios reales, distribuidos también de forma escalonada y que, posteriormente, ocuparon las habitaciones del Emperador Carlos V.
Durante la época árabe albergó numerosos edificios de magnates que vivían en torno al Palacio Real, de los que destaca por su importancia la Torre de las Damas. Los Jardines del Partal son un sitio increíble para pasear o hacer un alto durante su visita en la Alhambra de Granada.