La sencillez convertida en belleza. Esa sería la carta de presentación de Playa Bonita. Un lugar que mezcla los principales elementos de una playa del Caribe (arena fina, agua cristalina y palmeras) con toques que la hacen única (paisaje, temperatura, tranquilidad, silencio, longitud). Todo ello sin acceso de coches y sin vendedores. Nunca un nombre de playa estuvo mejor elegido.
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De Cabarete a las Terrenas pasando por Playa Grande.
Tras unos días en Cabarete y disfrutar de su magníficas playas, con olas perfectas para el kitesurf, pero también adecuadas para el baño, pensaba que sería difícil superar esos días y los paseos al atardecer. Sin embargo, antes de llegar a Playa Bonita, apareció otro competidor para el paraíso, se trata de Playa Grande, a mitad de camino entre Cabarete y las Terrenas.
Sin apenas referencias, pero al ir sin prisa y en nuestro propio coche, nos decidimos a parar a contemplarla. Es otro estilo de playa, quizás de una belleza parecida, pero más orientada al turismo local de fin de semana con sus chiringuitos, restaurantes de pescado y parking habilitado.
Si buscáis tranquilidad y casi exclusividad, Playa Bonita sigue siendo vuestro destino.
Con todavía imágenes de Playa Grande en la retina llegamos al caótico centro de las Terrenas, donde el tráfico era intenso, porque aparecieron los quads como nuevos competidores por el espacio de las estrechas calles. Además, los voluminosos todoterrenos con las lunas tintadas se creían los reyes del lugar. Afortunadamente, pudimos avanzar entre todos ellos y, antes incluso de instalarnos en nuestro alojamiento, nos fuimos directos a conocer Playa Bonita. Teníamos que saber si el cambio de ciudad había merecido la pena, porque ya albergaba algunas dudas…
Primera tarde en Playa Bonita.
Pasaba el mediodía y pensamos que la playa estaría repleta, pero cuál fue nuestra sorpresa al encontrar apenas una decena de coches en el parking habilitado a la entrada. Caminamos los 50 metros del coche a la arena y nos encontramos por primera vez con la Playa Bonita. Un lugar de postal, ese fue mi primer pensamiento. En todo lo que abarcaba nuestra vista, apenas se intuían 20 personas, la mayoría paseando y bien dispersas entre el paraíso.
Decidimos marchar al alojamiento, instalarnos rápidamente y volver de nuevo a la playa para disfrutar al máximo del lugar. De vuelta, caminamos hacia el este, llegando al final de la playa, donde decidimos establecer nuestro campo base para las siguientes horas. Apenas teníamos una pareja de chicas y una familia cerca de nosotros.
Coincidiendo con su marcha, poco a poco, el cielo comenzó a poblarse de nubes, que primero daban cierto encanto al paisaje, pero pronto dejó algunas gotas de lluvia que no molestaron, sino que fueron agradecidas para refrescar el ambiente. Lo único que dejó colores grises en el cielo y la imposibilidad de ver el atardecer, ya que el Sol permaneció bien oculto entre la espesa nubosidad. Con las últimas luces de la tarde y bien atacados por algunos mosquitos, decidimos irnos a descansar y dar por finalizada una larga jornada.
Un domingo de playa en Punta Bonita con sorpresa final.
No recordaba la última vez que pasé todo un día en una playa, pero este lugar bien merecía el esfuerzo, que finalmente no fue tal, ya que el tiempo pasó muy rápido, entre descanso, charlas, algo de escritura y lectura, baños y paseos.
Hoy decidimos cambiar de lugar y nos instalamos en Punta Bonita, en el extremo oeste de la playa. Allí encontramos varios turistas (franceses, rusos e italianos) que habían decidido lo mismo que nosotros, además un grupo de locales fueron a pasar el día bien provistos de neveras con bebidas, música y comida. Sin embargo, sorprendentemente, ninguno de ellos fue ruidoso y la paz y tranquilidad siguió imperando en la playa. Apenas paseaban personas por la orilla y algún perro daba carreras por la fina arena.
Volvieron a aparecer nubes, esta vez sin lluvia, que sirvieron para pintar bonitos cuadros en el cielo, más que para deslucir el día. Además, eso permitía que el Sol no nos abrasara en las horas centrales; aunque lo que nos hizo irnos fue el intenso viento que comenzó a soplar sobre las 15 de la tarde. (Luego nos enteramos que justo esa zona es propensa a fuertes vientos a esas horas).
A última hora de la tarde y, sin mucha esperanza, volvimos a Playa Bonita para intentar ver el atardecer, pero, de nuevo, la nubosidad se hizo compacta y no permitió reflejar ni un solo rayo de Sol. Se estaba resistiendo poner el broche al lugar y ver un atardecer. Eso sí, encontramos el lugar perfecto: un tronco en mitad de la playa y mirando hacia el Sol.
Sin embargo, nos esperaba una sorpresa en forma de sesión fotográfica, a pocos metros de donde estábamos. Una celebración de un 15 cumpleaños se convirtió en nuestro entretenimiento y tantas fotos y poses hicieron que me permitieron hacer algunas. Guardo un bonito recuerdo de ese momento, incluso con las chicas mirando a la cámara. Terminaron jugando en el agua y éste es el momento.
Colores al atardecer en Playa Bonita.
La mañana siguiente la decidamos a explorar nuevas playas e hicimos una excursión al extremo de la península de Samaná. El destino elegido fue “La Playita”, que bien merece un artículo propio, aunque dejo una imagen de referencia para ver de qué hablo.
Volvimos a última hora y fuimos directos a ver el atardecer a Playa Bonita. Elegimos el mismo lugar del día anterior. Además, hoy veníamos más preparados con toallas, repelente y todo el material fotográfico. Tan sólo faltaba que no hubiera nubes o que, al menos, el Sol le ganara la batalla.
Y como un presagio, así sucedió uno de los más bellos atardeceres que recuerdo.
Una explosión de colores entre reflejos en el mar. Algunas personas paseaban, otras se bañaban, pero seguía la tranquilidad, incluso el silencio. El Sol se escondía lentamente por Punta Bonita, mientras que iba dejando pinceladas inolvidables en el cielo. La hora azul se apoderó del lugar y apenas quedábamos diez personas en la playa.
Nos sentimos afortunados y felices. El broche perfecto a unos días en el paraíso.
Datos útiles de Playa Bonita.
- Localización: Las Terrenas, en la costa noreste del país, en la provincia de Samaná.
- Acceso: A la propia playa sólo se puede llegar a pie o en moto (a la entrada hay un control). Hay varios parkings, gratuitos, habilitados para dejar el coche y caminar a la playa.
- Alojamiento: Casa Lily & Coco, una casa con cocina, a 2 minutos en coche (15 caminando) de la playa y 5 minutos al centro de las Terrenas. Muy recomendable por la atención del dueño y su familia.
- Servicios: En la propia playa no hay vendedores, apenas hay un pequeño bar, con precios algo desorbitados, junto al parking de coches. Si queréis pasar el día completo, es recomendable comprar algo de comer y beber en los supermercados del centro de las Terrenas.
- Consejos: llevar abundante crema solar y repelente para los mosquitos, que al atardecer hacen acto de presencia.
De las playas más bonitas que conozco. Y he estado en unas cuantas. Como dices, el nombre no le puede venir mejor.
Un abrazo Alejo
Cuánto me alegro de coincidir contigo, porque sé que eres buen conocedor de playas en todo el mundo 🙂
Abrazo!
Alejo
Voy dos semanas a Santo Domingo y me gustaría saber las playas con mejores olas para hacer Surf.
Un Saludo
Loreto
Hola Loreto,
De las que conozco, la mejor zona está en Cabarete, al noreste del país. Allí tienes dos playas especializadas en surf: Kite Beach y Playa Encuentro.
Espero que las disfrutes.
Saludos.
Vamos a RD en un mes y, aunque era un poco reticente a alquilar un coche, creo que es lo que acabaremos haciendo. Mi pregunta es: encontrar/llegar a las playas y sitios de interés es fácil?ya sea con señalización o con el gps en el coche?? Gracias!
Hola Sara.
Sí, es fácil, con GPS (Google Maps o Maps.me) se llega a todos los sitios, además están bastante bien señalados cuando ya te encuentres cerca del destino.
Saludos,
Alejo
Hola soy de México y la sig semana voy a RD y tengo duda en cuanto al cambio de moneda. ¿Sería mejor cambiar en dólares o a peso dominicano? gracias!
Hola Fabiola.
Cambia directamente a pesos dominicanos a tu llegada al país 🙂
Saludos,
Alejo