A 29 Km. de San Petersburgo, entre la carretera y el mar, se encuentra uno de los recintos más fascinantes que jamás he visitado, el Palacio de Peterhof, también conocido como el pequeño Versalles. No se trata de un simple palacio con inmensos y bellos edificios barrocos, encabezados por el Gran Palacio, sino que consta de dos parques y el conjunto de fuentes más grande del mundo.
Hace unos años visité el Palacio de Linderhof, enclavado en plena ruta romántica alemana y al que también llaman el pequeño Versalles, sobre todo por su influencia, apreciada en los detalles del interior del Palacio; todos ellos caprichos de Luis II de Baviera, el mismo del Castillo de Neuschwanstein… sin embargo, el Palacio de Peterhof es mucho más que una influencia, es una experiencia total para los sentidos.
En cuanto entras al recinto, tienes que estar bien atento a todos los detalles, porque es un auténtico jardín de los sentidos, una perfecta unión de vista, gusto, oído, olfato y tacto, a los que se ha unido un sexto sentido, que nos permitirá organizar mejor nuestra visita.
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Historia de Peterhof
Tenemos que remontarnos hasta la época de los zares para comenzar la historia, esa que nos cuenta que el Palacio de Peterhof era su residencia de verano en San Petersburgo, el perfecto refugio a las afueras de la ciudad que les permitía disfrutar y olvidarse de la ciudad.
Permaneció como su residencia hasta la llamada Revolución de Octubre (1917) y en 1918 pasó a ser museo; sin embargo, el desastre llegó en la 2º guerra mundial cuando los alemanes saquearon el palacio (en realidad, saquearon todos los palacios que pudieron), llevándose toda clase de objetos, incluidas las fuentes y estatuas. Afortunadamente tras el fin de la guerra y con gran esfuerzo, empezó su reconstrucción y desde 1964 podemos contemplar esta maravilla de palacio y su entorno.
Sentido del gusto
Realmente, hay que reconocer el gusto por los elementos que componen el Palacio, una combinación perfecta de naturaleza, agua, edificios dorados, grandes árboles, preciosas plantas, inmensas fuentes, varios lagos y con una puerta de entrada directamente al mar. Es un lugar de cuento, donde te gusta todo lo que ves, ya que el cuidado y el aspecto son impecables.
Sentido del oído
La visita a Peterhof está rodeada de sonidos naturales, desde los pájaros revoloteando hasta el sonido del agua. En un lugar con más de 20 fuentes y 2 cascadas, el agua toma un papel fundamental. En los parques encontraremos: patos, ardillas e incluso perros, pero todos en perfecta unión con el recinto, ninguno interviene para romper la atmosfera sonora, sólo el sonido de ciertas personas (grupos) enturbian algo la paz del lugar…
Sentido del olfato
El palacio tiene un olor especial, huele a historia, a lujo, a naturaleza, a agua, a flores, incluso cuando te acercas a la zona colindante al agua, huele a mar, ese olor característico de humedad, que puede ser incluso desagradable para los menos acostumbrados. Si tuviera que resumir todos los olores de Peterhof en uno, diría que huele a San Petersburgo en libertad.
Sentido del tacto
Quizás sea el sentido que menos usemos en nuestra visita, aunque no será por ganas, porque dan ganas de tocarlo todo: fuentes, flores, árboles, animales, etc. pero sí que lo usaremos para tener ese tacto considerado con el recinto, por ayudar a que permanezca así durante mucho tiempo.
Sentido de la vista
Será nuestro sentido estrella, el que más tengamos que emplear, porque tenemos por delante: 2 parques (alto y bajo), 22 fuentes y más de 20 elementos representativos, incluidas estatuas y el Gran Palacio. Mucho por ver, mucho por disfrutar.
La entrada por los jardines, lo primero que te deja ver es el excelente cuidado del recinto y si la época acompaña (primavera-verano), todo luce con un color extraordinario. Se te van los ojos (y las cámaras) hacia las flores y, principalmente, hacia las fuentes. Son enormes, majestuosas y las primeras que te impresionan son las fuentes Romanov, que lucen una enfrente de la otra, pero luego avanzas y te encuentras con la fuente pirámide, luego otra y otra… ya no sabes con cuál quedarte. Al final de esa hilera de fuentes y jardines, llegas al mar, donde hay una especie de playa donde podrás hacer bonitas fotos.
Vuelves sobre tus pasos y llegas a la zona de las aves, donde está luciendo la fuente Girasol, que se va moviendo continuamente, es espectacular y te deja hipnotizado durante unos segundos.
Pasando la zona de la fuente de los trucos, donde debes pasar por debajo del agua sin mojarte, ya llegas al plato fuerte: las fuentes del Gran Palacio, conocida como la Gran Cascada, flanqueada por la fuente italiana y francesa, dos bonitas fuentes que quedan reducidas a un segundo/tercer plano ante la inmensa cascada. Aquí no pasas segundos paralizado, son minutos, donde una foto no hace justicia a lo que estás viendo, es de los lugares para ver y disfrutar en persona.
Tras ver la Gran Cascada, te adentras en la otra parte de los jardines, donde llegas a un bonito lago con patos y ardillas en sus alrededores, todo eso tras haber pasado por la Cascada del León y la de la colina dorada. En esa parte del palacio, se encuentran otros edificios del complejo, como son el Ermitage y el palacio Marly. Rodeando el lago, podrás contemplar el mar y hacer bonitas fotos, incluso pasear por la parte baja, rodeado de rocas, arena y agua.
Con todo eso en tus retinas, es momento de abandonar Peterhof, con la satisfacción de haber visto “El Jardín de los Sentidos”, ese que te ha hecho volar a otra época y sentirte en un lugar especial.
El sexto sentido
Es ese sentido que nos ofrece información útil sobre la visita al Palacio de Peterhof. Para organizar mejor la visita, aquí encontraréis un mapa y su página oficial.
La entrada al Palacio se puede hacer por tierra o por mar, si lo hacéis por tierra (minibus) nos encontraremos con el parque alto; si por un casual, habéis entrado por mar, llegaréis al parque bajo. En nuestro caso, llegamos por tierra (minibús 103 – K224 desde Leninskiy Prospekt) y nos fuimos por mar, en un hydrofoil (barco rápido) que te deja en el Ermitage.
Otra de las experiencias recomendables, tomar el barco a la vuelta, ya que te permite ver San Petersburgo desde el mar, una forma estupenda de conocer mejor una ciudad y la llegada, dejando la Fortaleza a un lado y el Ermitage a otro, es preciosa.
El horario es de 10.30 – 17.00. Las fuentes comienzan a las 11:00 y en invierno no funcionan, sólo lo hacen de Mayo a Septiembre, pero debe ser muy bonito verlo todo nevado.
El precio de los jardines es de 450 rublos y el del Gran Palacio: 550 rublos. En nuestro caso, sólo entramos a los jardines, estando unas 4-5 horas. Prescindimos del Gran Palacio, ya que preferimos entrar al interior del Palacio de Catalina, otra de las visitas recomendadas, pero como todo, es cuestión de gustos y organización.
Hasta aquí nuestra visita al Palacio de Peterhof, para mí una de las visitas obligadas en cualquier visita a San Petersburgo, porque es mucho más que un palacio, es un verdadero placer para los sentidos y complementado con una tarde-noche en la ciudad lo hacen un día perfecto.
Es difícil de decidir, pero para mi, sin duda el lugar más mágico de todos los que visitamos por todo esto que comentas. Un impacto para los sentidos.
Ver la gran cascada por primera vez es algo que no se olvida nunca.
Gran artículo para un gran sitio.
He estado leyendo tu blog porque ando planeando mi viaje a Rusia con mis primos y me ha parecido bastante interesante de verdad, felicitaciones.
A cerca del palacio de Peterhof de verdad me gustaría visitarlo, pero tengo una inquietud con respecto al transporte, la idea es irnos en bus hasta allá, pero también me gustaría tomar el hydrofoil; para ello ¿debo hacer alguna reserva o simplemente allá lo encuentro y puedo comprar el ticket? y ¿mas o menos cuanto es el precio?. Muchas gracias, quedo atento.
Hola Walter. Bienvenido a 21W.
Peterhof es un palacio fabuloso y una excursión muy recomendable. Respecto al transporte, ir en bus es muy sencillo, tan sólo pregunta en tu hostel/hotel y te indicarán, luego se lo comentas al conductor y él te para. En cuanto al hydrofoil, lo puedes tomar allí mismo, nosotros fuimos en Agosto y no hay problema, salen cada poco. Es una idea muy buena regresar a St. Petersburgo en la lancha rápida, te da otra visión de la ciudad y te deja en el centro.
El precio está entorno a los 650 rublos. Te paso una página con más info: http://www.peterhof-express.com/price/
Espero haberte ayudado.
Saludos!
Nos ha atrapado tus sugerencias quiza no nos crucemos con todas pero iremos a los Jardimes, tomaremos Vodka. que tal el tren. sugiero en el block como tomar el tren y el metro. Eres muy observador gracias por las sugerencias….colombia en el mundial, cuantanos que mas podemos visitar