Postales azules, blancas y verdes desde Wanaka
Conducir en Nueva Zelanda es un placer. Apenas hay tráfico, las carreteras están en buen estado y los paisajes que te rodean son más bonitos a cada kilómetro que pasa, pero realmente no sientes que estás en la Nueva Zelanda que estás buscando (ésa de lagos, montañas, colores y paisajes de cuento) hasta que no llegas a la isla sur y en concreto, al recorrido entre Christchurch a Wanaka, uno de lo más bonitos de nuestro viaje.
Postales azules desde los lagos Tekapo y Pukaki.
Comenzamos el viaje sin mayor novedad en los paisajes, porque la salida de las grandes ciudades es igual en NZ o en Europa, no tienen nada reseñable. No es hasta la aparición de las glorias junto al asfalto cuando comienzas a sentir un cosquilleo en tu cuerpo de que algo grande va a pasar y, efectivamente, así es.

La primera postal desde Tekapo
Entras en un carretera sinuosa y los paisajes empiezan a no darte respiro, cada uno supera al anterior, pero no es hasta la aparición de los alpes neozalendeses al fondo a los pies del lago Tekapo cuando dices «no puedo más», necesito parar y contemplar. Entonces paras una, otra, y hasta cinco veces en apenas 10 kilómetros.

Postal blanca y azul desde Nueva Zelanda
La belleza no te da respiro, estás abrumado por tanto color, por tanta luz, porque los azules, verdes y blancos son puros o, al menos nunca habíamos visto algo parecido.