Sentirte como en casa en todo momento, esa es la principal sensación al viajar por México. Su amabilidad, su respeto y su cariño, es notable desde que pones el pie en un país que te va ganando minuto a minuto, segundo a segundo. Ha sido mi segunda vez por allí, tras prometer volver hace 4 años durante mi primera estancia de un mes, pero ahora estoy seguro que regresaré de nuevo.
Es un país que me ofrece todo lo que busco en un destino para 3 semanas: aventuras, historia, cultura, naturaleza, playas e independencia.
Esa posibilidad de organizar tu viaje sin ninguna restricción es una parte clave, no hay limitación impuesta para ir aquí o allí, en tu propio vehículo, en transporte público, andando de día o de noche. Y otro punto importante, es que siendo turista no sientes el peso de serlo, sino que puedes vivir, comer, beber o viajar como lo haría un local. No hay esos impuestos revolucionarios (como en Cuba o Vietnam) por ser de allí o de aquí, más allá de pagar entradas a diferentes precios, cosa que me parece razonable y justificada.
Lo primero para decidirte por México es escuchar a los que han estado y creo que es sentimiento general, la satisfacción y la recomendación. Como en tantos otros sitios (países o ciudades) debes olvidar los prejuicios, informarte correctamente y elegir qué quieres hacer. Escucharás de todo antes de salir, ¿pero acaso vienen de personas que han estado allí?
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Por ejemplo es muy común remarcar la inseguridad de un país de 120 millones de habitantes con una extensión de casi 2 millones de km cuadrados, lo que viene siendo 4 veces España. Evidentemente, la inseguridad y el crimen existe, pero están centralizados sobre todo en una zona determinada (el norte y la frontera con EE.UU.), no es justo decir que todo el país es inseguro, sencillamente porque no es real. Debemos viajar con respeto, pero siguiendo las precauciones habituales. Toda relajación se paga, en México, Indonesia o España.
¿Y cómo se te ocurre conducir por allí? Sencillamente porque no es más complejo que en República Dominicana, Jordania o Indonesia, donde mis experiencias al volante han sido estupendas. Las carreteras por Yucatán y Quintana Roo están en perfecto estado, aunque de nuevo volvemos a no generalizar, no todo el país tiene carreteras en buen estado (¿acaso no hay terribles carreteras secundarias en España?), pero eligiendo bien es posible hacerlo sin complicaciones. Y sin pagar mordidas (sobornos) ni nada por el estilo, más allá de un simple peaje en autopistas.
Imagina sentirte como un explorador, adentrándote en la selva, caminando por senderos densos de vegetación y, de repente, encontrar templos mayas de hace más de 1000 años. O subir pirámides aztecas dedicadas al Sol, a la Luna o al Dios de la serpiente emplumada y sentir que tienes todo el mundo a tus pies. Esos momentos de esfuerzo y recompensa son incalculables. Civilizaciones antiguas, perdidas, abandonadas o enterradas y que ahora están al alcance de todos. Historia en estado puro.
Como sucede con los templos mayas y aztecas, la naturaleza es uno de los grandes alicientes del país. Y no sólo hablamos de montañas, cañones, lagos, playas, sino de vida animal.
Fue una delicia descubrir un centro de recuperación de fauna en Palenque o contemplar los flamencos rosados al atardecer en una laguna salada. Sin embargo, no todo es felicidad cuando hablamos de mosquitos, insectos y reptiles, con esos hay que tener especial precaución.
Sin embargo, no habrás viajado a México sino te bañas en un cenote. ¿Y qué es? Se trata de un pozo natural en terreno kárstico, donde el agua ha ido moldeando su forma, tamaño y cavidades. Encontrarás decenas de ellos por Yucatán y Quintana Roo, pero debes elegir bien, por afluencia, belleza, tamaño y precio. En nuestro caso, elegimos uno “exterior” y uno interior en Valladolid, que fue una de las grandes experiencias del viaje.
Y llegamos a la cultura, quizás uno de los puntales del país. No podrás entenderlo, sino te sumerges en ella, leyendo, preguntando y hablando con locales. La importancia no es sólo para entender sus costumbres, decoración o museos, sino para que la cultura forme parte de tu viaje. No hablamos sólo de entender sus tradiciones, sino de entrar en sus movimientos más actuales, bien sea de arte urbano, vestimenta o expresiones artísticas diversas. Obviamente, se hace imprescindible una mirada al trabajo de Diego Rivera y Frida Kahlo, más aún si tu viaje incluye una parada en Ciudad de México, algo que deberías hacer sí o sí. Una enorme metrópolis que te absorbe entre sus colores grises y su intensa actividad.
La gastronomía de México es parte clave de su cultura y una excelente manera de entrar en contacto real con el país azteca. Entenderás la importancia que tiene el maíz, desde sus tortillas hasta los granos más grandes (choclos) o sus diferentes colores. Hablamos de un producto de uso diario e imprescindible para cualquier mexicano, mucho más de lo que en España tenemos con el pan. Podrás disfrutar de su amplia variedad de sabores y platos, desmitificando eso de que sólo tienen 4-5 platos famosos, todo es picante o la comida es muy pesada. La variedad de la cocina mexicana es una de sus señas de identidad, así que no creo que te aburras de ella, siempre y cuando seas de buen comer y agradecido con la variedad.
Y no hay que buscar grandes restaurantes para encontrar productos de calidad, sino que sus puestos callejeros son algo imprescindible en tu viaje, debes derribar barreras y dejarte llevar por sus olores (y colores). Es algo que no olvidarás.
Dejo para el final su gente, porque merecen un capítulo especial. Por su encanto, por su sencillez, por su amabilidad al atenderte, al ayudarte o al darse cuenta de que eres español y compartes el idioma.
Todo han sido facilidades y en los sitios más locales, nos han tratado de igual a igual, sin historias raras por ser extranjeros o turistas de paso.
Estos detalles son los que pude sentir en mi anterior viaje (además aumentado por mi experiencia agridulce en Brasil), pero lo he vuelto a reafirmar y ya no sólo yo, sino que mis compañeros de viaje han tenido la misma sensación. Es una delicia sentir como la comunicación no es un problema, sino más bien una ventaja a pesar de estar a miles de kilómetros de casa. De nuevo, volvemos al sentimiento de cercanía, pese a estar tan lejos.
En definitiva, México es una opción excelente para un viaje independiente, bien en solitario, en familia, con amigos, porque podrás elegir el tipo de viaje a realizar según toda su variedad. A mí todavía me queda mucho por descubrir, así que volveré, ya sólo falta decidir cuándo. Mientras tanto os iré contando nuestras historias durante 21 días por 4 estados, 7 ciudades y muchas aventuras.
Gran crónica, ¡largamente esperada!
Gracias! Espero que los demás artículos de México estén a la altura 🙂